Segundo Meabe 'cocina' el mejor pastel vasco





BERANGO. No hay quien pueda con él. Es Segundo Meabe, que ayer se alzó con el triunfo en el XI Campeonato de Euskadi de Pastel Vasco, en el marco de la Feria Agrícola y Artesana de Berango, en el parque de Moreaga; una cita a la que asistieron 6.000 personas, el doble que el año pasado.

El artesano alavés sumó así su tercera victoria consecutiva en este campeonato, organizado por el grupo de danzas Simón de Otxandategi, en colaboración con el Ayuntamiento. Pese a la ilusión, Segundo se mostraba realista: "Con los premios no se come", aseguró a DEIA Meabe. Su obsesión es "intentar mejorar cada vez que se hace un pastel, no creer que por ganar unos concursos has pisado la luna; hay que intentar ofrecer un buen producto cada vez que cocinas".

Meabe vendía su pastel a 11 euros. Cuando la gente supo que se había alzado con el triunfo, apenas le quedaban ya pasteles. "Y eso que este año me he venido con el doble que el año pasado".

En segundo lugar, a una distancia considerable, se clasificó Maite Ereño, de Amurrio; seguida de Labegur, de Berriatua, y de Enrique Gaztaka, de Laudio. El jurado valoró la textura, la presencia y el sabor de los pasteles presentados. "Ha habido de todo, algunos muy buenos y algún otro, muy malo. Eso sí, en la presencia se ha avanzado mucho respecto al año pasado", explicó Felipe Campos, miembro del jurado.

"Habría que cuidar más la cocción del pastel. Cocerlo más en el centro", indicó Jesús Llona Larrauri, otro de los miembros del jurado, quien compartió deliberaciones con su esposa, Argiñe Badiola.

La concejala de Cultura de Berango, Izaskun Zubiaur, también formó parte del jurado. "La feria ha sido un éxito. La asistencia ha sido fenomenal, como las ventas", indicó.

La feria, a la que también asistió la alcaldesa de Berango, Ana Landa, ofreció múltiples propuestas artesanas, desde los trabajos en madera del Aula de Cultura local a los baberos de Idoa Bilbao, pasando por los platos pintados a mano de Patricia Rapson, de Gatika.

"Tienen una pintura especial para porcelana. He vendido todos los que he traído, a 8 euros la pieza", indicaba, mientras aseguraba que "yo no he notado la crisis".

Cerca de ellas resaltaban unas preciosas botellas de vidrio y el trabajo con flores de la bilbaina María Victoria Rico. Como curiosidad, unos ramos realizados con fieltro y coronados con chupa chups, obra de Mirembre Rubianes, y, en el otro extremo, los kaikus más tradicionales de Edurne Abad, de Sopuerta. "Valen 135 ó 125 euros, según sea la mezcla de colores de la ikurriña", aseguraba.

Tampoco decayó la gastronomía. Además de las dificultades que había para acercarse a la txosna para comprar txakoli o un talo con chorizo, Patxi Renteria, de Bakio, hizo la mañana con sus productos de chacinería. Txistorra, lomo adobado... todo se vendió bien porque "el producto es artesano, de calidad, está bien presentado, es higiénico y además, tiene precio de carnicería", indicaban.