De vacaciones en Berango








Tres familas de Berango han acogido este año a dos niñas y un niño extranjeros. Mediante este programa se trata de que disfruten de las vacaciones en un entorno diferente que les resulta beneficioso incluso para su salud. Fátima y Hussein son saharauis y Ekaterina es una niña bielorrusa. Lo fundamental es que las familias con quienes están resultan lo enriquecedora que resulta la experiencia para todos. Maite Royo Mezo es una berangoztarra que vive hace 36 años en el municipio. Para ella, este programa no es nada nuevo, porque desde hace 13 años acogen a niños saharauis, procedentes de los campos de refugiados.
Maite ha ido hasta seis veces a los campamentos y mantiene contacto con las familias cuyos niños han pasado las vacaciones en su casa de Berango. Este año ha llegado Hussein, un chaval de 9 años que rebosa simpatía y cariño: "Te lo agradece todo. Hasta todo lo que come le parece rico. Es encantador", resalta Maite. Esta madre de dos hijos dice que Hussein les da "hasta vida. Son críos muy movidos, que necesitan mucha calle, pero merece la pena la experiencia".
En años anteriores estuvo en su casa Moulut, un hermano de Hussein que se benefició de este programa de vacaciones cuando sólo tenía 8 años de edad. Desde entonces, ha repetido cada verano hasta que ha cumplido los 21. En 2010 le ha sustituido su hermano menor, que se divierte mucho en casa de Maite, según confiesa.
Ekaterina ha estado en casa de Adolfo Sangroniz en cinco ocasiones. Tiene 11 y es muy inteligente y despierta. "Es una máquina de aprender, como todos los niños y niñas que llegan de Bielorrusia. A partir de los 15 días ya hablaba algo de castellano. Ahora ya lo entiende perfectamente y lo habla muy bien", comenta Sangroniz.
Su familia lleva 9 años acogiendo a niñas bielorrusas por iniciativa de la asociación Acobi. A su juicio "es una experiencia muy positiva para nuestra familia y para Ekaterina, pasar dos meses de verano aquí supone alargar su expectativa de vida". No en vano, estas niñas y niños vienen de zonas afectadas por el escape radiactivo de la central nuclear de Chernobil. Generalmente proceden de poblaciones rurales cercanas y tienen la posibilidad de aprender de otras culturas, además de disponer de una alimentación más completa que en su país de origen.
Fátima y Hussein llegaron el 8 de julio y se han ido en septiembre, mientras que Ekaterina ha estado desde el 25 de junio al 25 de agosto, una fecha de partida que coincidió con la celebración de su 12 cumpleaños.