Viaje al medievo

Una época tan atrayente como misteriosa. Mágica y, en ocasiones, tenebrosa. Berango ha retrocedido este fin de semana a la Edad Media con una feria que ha atraído a los más curiosos.
berango se ha convertido este fin de semana en un ir y venir de visitantes que decidieron introducirse, durante dos días, en la vida y época medieval. La plaza de Moreaga, como viene haciendo desde hace años, acogió a un centenar de feriantes que, con sus mejores atuendos, repartieron un poco de magia por Berango.

Con música ambientaba en siglos pasados de fondo, los visitantes que acudieron al parque observaban curiosos los puestos de la feria y, aunque digan que la crisis afecta a todos, no faltaron los que salieron del recinto con más de una bolsa en la mano. "Es imposible salir de aquí con las manos vacías", comentaba Unai, de Algorta.

Como viene siento habitual, se vendieron desde collares, pendientes y pulseras artesanales hasta quesos y embutido de varios orígenes. Sin embargo, los más pequeños pasaron de largo estos puestos para encaminarse directos a un enorme puesto de dulces, en el que las golosinas más deseadas de los niños en tamaño extra-grande inundaban una veintena de cestas.

Los más coquetos pudieron escoger entre más de una decena de perfumes artesanales con olores naturales: lavanda, vainilla, coco, rosas y mango, entre otros. "Llevo toda mi vida fabricando mis perfumes y vendiéndolos. Es mi vida y me dedico a ello", comentaba María, una joven valenciana que visita desde hace años cientos de ciudades como feriante.

exposiciones medievales

Medicina y tortura

Además de los puestos de venta, este año, la feria medieval contó con una muestra en la que se expusieron las técnicas e indumentarias quirúrgicas que se utilizaban en aquella época. Lo que más asombró a los visitantes y provocó las carcajadas de los curiosos fue un enorme martillo que se utilizaba para anestesiar a los enfermos. Asimismo, durante todo el fin de semana, la feria contó con varias exposiciones permanentes de piezas de artillería.

Otra exposición atrajo la atención de mayores y pequeños: una colección de diferentes instrumentos de tortura. Un aplasta-cabezas, elementos de tortura para homosexuales -perseguidos por la Iglesia-, la guillotina y la dama de hierro, así como un sarcófago con pinchos en su interior en el que se metía al prisionero para que sufriera una muerte lenta y dolorosa.

Dos feriantes disfrazados explicaban a los más pequeños la utilidad de aquellos instrumentos. Ellos miraban asombrados y asustados. Más de uno, incluso, preguntó: "¿Para qué querían hacerles daño de esa manera?".

Todo esto acompañado de una animación para los menores, que pusieron en práctica sus dotes como guerreros, su puntería como tiradores con arco y su habilidad con diferentes talleres de malabarismo y de esgrima.

No faltaron, tampoco, los teatros callejeros, los cuentacuentos, el mago que acaparó la atención de los pequeños, una exhibición de espadas y, como no, la parada obligatoria: varios puestos de comida con degustación de pulpo, tortilla y kebab. Ahora, toca volver al siglo XXI y esperar al año que viene para que, una vez más, Berango sea sinónimo de cuento y magia.

La plaza de Moreaga acogió a cientos de feriantes con sus mejores atuendos

Los niños pusieron en práctica sus dotes como guerreros, tiradores de arco y malabaristas